martes, 22 de mayo de 2012

Aunque un poco tarde... ahí va.

Milan-Sanremo 2012
   
Hay veces en las que uno no sabe muy bien porque, de repente, sin que pase nada especial, nada extraordinario, se enciende una bombilla en algún rincón de la mente y nace un nuevo proyecto. Era diciembre de 2007, en el hotel Riva degli Etruschi, San Vincenzo, Toscana, Italia. Primera concentración de Lampre, en una mesa de cafetería junto a Maurizio Piovanni y Fabrizio Bontempi, estábamos “negociando” el calendario para la siguiente temporada y sentí la necesidad de ir borrando líneas de mis “objetivos deportivos”. Había corrido y acabado las tres grandes, Lieja, Amstel, Flecha estaban en mi zurrón, la Clásica de casa, Donosti, la había corrido, obviamente País Vasco era un fijo en mi calendario, pero había otras líneas sin tachar, una de ellas era la Milan Sanremo. Probé y me embrujó. En 2006 arranqué en la Cipressa con Celestino, llegamos a l´Aurelia y en una decisión tomada desde el coche el no colaboró, teníamos una buena ventaja de 25” que conseguimos en gran parte en una de las bajadas más al límite que recuerdo, en 2007 volví a arrancar en la Cipressa, esta vez con Popovych y algún otro corredor que no recuerdo bien, no fructificó.
La Sanremo es larga, muy larga, te montas en la bici cuando el sol a penas se levanta por Begamo, Brescia, Verona, y te bajas de ella cuando acaricia Niza, la Costa Azul…. Una jornada laboral en toda regla. 310 Km (12 de “neutralizada” +298 de carrera), 7h21´de bici (7h de carrera y 21´ de neutralizada).
 Nos despiertan a las 6h45´ para desayunar, estoy hasta los h…s de comer pasta y arroz, llevo dos días de “carbo loading” y sinceramente pensar en meterme otro plato de arroz, cereales, leche de soja, pan, mermelada, plátano, más arroz, más pan, más cereales… a estas horas de la mañana… me da un poco de nausea. Sin pensarlo pulso y peso, 69,8Kg!!!! La madre de Dios, tengo glucógeno como para ir y venir a Sanremo con una barrita!!! 2,5Kg más que hace dos días… bien, eso es bueno. El doctor del equipo me pilla por el pasillo y me hace la “aplicometría”, es decir, pinzarte los michelines para ver el % graso, 6,1% de grasa, bien.
 A la fuerza, y sabiendo que la carga de hidratos está bien hecha, decido tomarme el desayuno con un poco más de calma y no “obligarme” a comer más de la cuenta.
Salimos para el centro de Milán a las 8 de la mañana, el día es perfecto, 14 grados, sol, una ligera brisa. Hago un repaso de todo lo “absolutamente indispensable” zapatillas, me aseguro de que en la bolsa que va en el coche con la ropa de abrigo esté mi segundo par de Specialized S-Works con las calas exactamente igual que las que usaré en carrera, una caída, una cala rota y se acabó la Sanremo, un segundo par de Oakley, si se te caen en carrera y te tienes que pegar 7 horas al sol sin gafas… puedes acabar loco. Siete imperdibles en cada dorsal, el collar de que hizo con sus manos Maddí, la alianza. Hablo con Ivan Buttol, mi masajista, hace no demasiado me recomendaron hacer una dieta “sin gluten” durante un tiempo, porque presentaba un primer nivel de intolerancia, eso conlleva un esfuerzo por parte de todo el equipo, avituallamiento especial, comida especial… Me han preparado los tres avituallamientos específicos, además de un cuarto en el coche. La Sanremo no es dura, es larga, y por tanto “cagarla” con la comida es igual a cagarla del todo, lo fundamental es gastar lo mínimo las primeras 3h30, llegar al Turchino como si hubieras estado en el sofá de casa, esa es la única clave.
En la salida saludo a Mario Galbusera, patrón de Lampre… un señor en toda regla, veo a Brent Copeland que es la persona de confianza de Ben Spies, piloto de MotoGP al que me presenta, Marco Pastonesi,  Gazzeta dello Sport,un abrazo, el Penkas, Verdugo, Egoi… Firmo con todas las letras y un punto (sólo lo hago en las grandes ocasiones), bajo del palco y voy a probar un poco la bici, De Rosa Protos, nueva, atómica, ligera, rígida… tal vez demasiado??? Veremos. Compruebo los dos cierres de las ruedas, una vez más me coloco último, 3-4minutos y nos vamos. Aprovecho para hacer los últimos estiramientos.
El centro de Milán está plagado de vías en todas las direccione posible e imaginables, un laberinto, más de una clavícula se ha quedado por ahí. Salimos de Milan, la velocidad va aumentando, voy a cola con la gente que en el final tiene que estar delante. Pasamos el Km 0, como siempre empiezan los ataques, allí viene, lo veo, es rosa, de unos 60X40 cm, está atado con dos bridas blancas a una señal de tráfico de prohibido adelantar, este año también lo han puesto, la madre que los parió! No lo entiendo, no me cabe en la cabeza, ¿Qué beneficio o placer hallarán? En letra negra sobre rosa,295Km ALL ARRIVO, siempre me ha parecido que lo hacían para tocar los h….s, pero no paran ahí, 275, 250,225… un calvario.
Como siempre se sale a mil por hora, una bola de corredores en la parte delantera y una larga fila en la parte trasera del grupo, los de la bola, más cómodos, más estresados, más ansiosos por pillar la fuga del día, la fuga que vale toda una carrera deportiva para muchos Italianos. Los de la cola, más incómodos, más tranquilos, más relajados… eso sí, comiéndose unos látigos que les mandan los de la bola… Voy en el látigo, prefiero la tranquilidad mental con un toque de stress físico a la “tranquilidad” física con el stress de los frenazos y riesgo de caídas. En la fila te encuentras con todos los que al final, dentro de 7 horas se jugarán la carrera, Freire, Cancelara, Boonen… por algo será.
La fuga se hizo rápido, en el Km 10-15, Oleg Berdos, un Moldavo de mi equipo va en ella… perfecto. A partir de ahí, otra vez modo “stand by”,  CBR (Comer Beber y a Rueda), nos aproximamos al Turchino, el paso de Montaña que desde Lombardía nos llevará a Liguria, un puerto de 5Km que no es excesivamente duro donde antaño se llegó a decidir la carrera, a 140Km de meta!!! Chiapucci en una de las mayores empresas del ciclismo moderno, arrancó allí y ya no lo vieron hasta el pódium en Sanremo. La subida no es complicada pero los 20Km de bajada hasta Génova han dejado fuera de combate a más de un favorito. Corono delante y me otra vez por “casualidad” me encuentro con el Penkas, Boonen, Freire, Gillbert… Llegamos a Liguria, al mar, giro a la derecha, a partir de ahora el mar Tirreno estará siempre a la izquierda y el la brisa llegará siempre desde ese mismo lado. Nos acercamos a uno de los puntos críticos del día la subida de Le Maníe, Km 200 aproximadamente, el ritmo va aumentando, los equipos se organizan para llevar a sus líderes lo  más delante posible antes de embocar la subida, un cruce a derechas bajo un puente, estrecho. Me pongo a rueda de mi compañero de equipo Gianluca Maggiore, lanzador de Guardini en aficionados, se mueve perfectamente en estas situaciones, por la radio Bordonalli dice al resto de compañeros que estén delante mío pero yo prefiero ir a rueda de un solo corredor. Es como entrar en el centro de una ciudad en hora punta con un autobús o con un scooter, el autobús en muchos sitios no pasa, es lento de reacciones… el scooter pasa por casi todos los sitios. “Maggio” hace un trabajo perfecto, nos colocamos en la parte derecha del grupo, a cubierto del viento que llega desde el mar. A un kilómetro de empezar a subir una rotonda, se acelera, se estrecha, no entramos, nadie frena, una señal con isleta en el centro de la calzada, acera alta a nuestra derecha, Maggio no frena, yo tampoco, a mi izquierda Lars Boon, el tampoco frena, como si fuera la cosa más natural del mundo Maggio sube a la acera por la rampa de un paso de peatones, a 55Km/h por la acera, pasamos la rotonda y saltamos de la acera… perfecto, por la derecha, en 15-20 posición, 300m a la entrada, se acelera a tope, sprinto a rueda de Maggio, el grupo se abre hacia la izquierda para trazar la curva sin frenar, último sprint, adentro…. El primer tramo se hace fuerte, en plato, luego se para un poco, respiro, recupero.  Liquigas toma las riendas, tiran a un ritmo fuerte pero soportable, en la cima se acelera un poco, la bajada no empieza hasta 2-3Km después de coronar, en la cima un falso llano. Ahí acelera BMC, se ponen a tope, hace más daño eso que toda la subida, la bajada es complicada, rota, con curvas cerradas, buscando otra vez la Via Aurelia. En el fondo de la bajada, curva de 90 a derechas, llego abajo en la posición 20-25 y me como un latigazo de los de aúpa, acelero a tope después de la curva, 50,54,58,60 y 64Km/h!!! Primer dolor de piernas de la Sanremo. Cavendish se ha cortado, la noticia corre como la pólvora por el grupo, BMC, sigue a tope, esto ya no para.
Llegamos a la zona de los cabos, pequeñas subidas que a estas alturas de carrera empiezan a ser grandes puertos, en el primero de ellos cede Petacchi, otro menos, el ritmo es alto, si hasta el Turchino la media de pulso había sido de 110ppm desde ahí llevo una media de 140ppm. Intento comer y beber todo lo que puedo. Se acerca la Cipresa, el grupo ya no es de más de 50 corredores y eso hace que la lucha que anteriormente había para entrar delante en Le Maníe ya no exista, entramos lanzados, BMC se aparta, le releva LIQUIGAS, tira fuerte, se empieza a notar el paso de los kilómetros en las piernas. El primer Kilómetro es el más duro, luego suaviza, justo cuando se llega a una de las dos únicas curvas de herradura a izquierdas de toda la subida. El ritmo baja un poco, voy bien colocado, por la parte derecha del pelotón, a resguardo del viento que sopla, como casi siempre de mar a tierra, en la posición 10-15, se me abre un hueco delante, no me lo pienso, bajo dos dientes y arranco. Es inútil esperar al Poggio, allí corredores como Ballan, Pozzato, Gilbert… tienen una potencia a la que yo no puedo aspirar. Arranco fuerte, con la esperanza de que otros corredores en mis mismas circunstancias, jueguen sus bazas y podamos arañar unos segundo en un grupo, me giro, veo solo un corredor, Vacansoleill, en un principio me parece Carrara, llega a mi altura, Hoogerland… agárrate Patxi que este va fuerte. Jonhy me da un relevo “de la muerte”, decido dejarle ir 2,3 metros y volver a su altura a ritmo. Queda un kilómetro para coronar la Cipresa, un monumento, en el último llano antes de coronar, le doy un relevo a tope a Hogerland, me grita, no paro. Veo al fondo el estrecho paso que conforman la iglesia y una casa 3,5m entre ambas  que dan inicio a la tortuosa bajada. Me giro, voy solo, miro el pulsómetro, 186ppm, empieza la bajada. Veamos que tal va la De Rosa Protos que estreno, respiro un par de veces profundamente para hacer que llegue algo más de oxígeno a todo mi cuerpo y pueda afrontar la bajada con los 5 sentidos lo mejor posible, sobre todo la vista. Me encuentro a gusto y confiado con la bici, trazo bien, apurando los palos, farolas, quita miedos… maravilla de bici, es como un tren, por donde la metes, va, ningún extraño, ninguna duda… perfecta, rápida y precisa. Llego otra vez a la Via Aurelia, me vuelvo a girar, veo un grupo de 6-8 corredores, Ballan, Cancellara, Pozzato… espero, me meto a rueda, bebo, paran. Llega el grupo unos 40 corredores. 5Km al Poggio.
Entramos en el Poggio como siempre, a fuego, llega la primera curva de herradura a derechas, la que hay que frenar porque si no te vas fuera, salimos de la curva y me como el primer látigo… uf, que dolor de patas, voy bien, grupo compacto, viento de cara, me resguardo, otro ataque, me pongo de pié sobre los pedales, consigo mantenerme a rueda, se vuelve a parar… pienso que tal vez este año el grupo no se rompa… llega un tercer ataque, me vuelvo a poner de pie, siento una especie de debilidad en las piernas, flojera, me cuesta mantenerme a rueda… GAME OVER. El primer grupo se me va roto en mil pedazos, quedan 500m para coronar, intento no perder la estela de mis los demás corredores pero sé que será una empresa casi imposible. Mis piernas dicen basta, 500m parecen pocos pero son una eternidad… corono vacío, a 20m del último corredor de lo que queda de pelotón, se me nubla un poco la vista, arriesgo en las primeras dos curvas… voy grogui, se me van… Esto es la Sanremo, vas bien hasta que vas mal, en un metro, en una fracción de segundo, tu reserva energética se acaba, tu deposito se vacía, no hay nada que hacer. No es una sensación de esfuerzo extremo, es una sensación de vacío energético… me quedé en el Kilómetro 291 a 5Km de meta, seguí a tope, o al mínimo… a lo que daba el cuerpo, que es el que manda en esas situaciones, no el cerebro.
7h00´58” 296Km 5700Kcal 128ppm de media, 186ppm de máxima. El sol se pone allí por la Costa Azul, me siento en un banco en la orilla del mar, a unos metros del bullicio, de los autobuses, de la gente que abandona la zona de meta. Con mi bocadillo de Bresaola Italiana y mi lata de Cerveza, una brisa cálida, de primavera me golpea con olor a mar, a costa, pienso en los míos, sonrió, como me gustan estos momentos, por el mundo, persiguiendo sueños, me encantaría que estuvieran aquí.  Otro día que no olvidare, un maravilloso día de ciclismo que tiene un rincón en mi memoria para siempre.